A su alrededor todo eran símbolos

En el inmensa cubierta del portaaviones se acumulaban aviones de poder letal impredecible, que al ser lanzados, producirían resultados insospechados. Sin embargo, para los inocentes turistas vestidos en shorts y sandalias que la recorrían, estas armas parecían juguetes inofensivos, sujetos de miradas curiosas e impúdicas fotografías.

La contradicción entre la violencia latente y la ignorancia inocente, resonaba en el interior de Hypnos, mientras caminaba por la cubierta.

En otro sector, se preparaba un banquete, una fiesta en medio de tantas armas, reflejaba cierta incoherencia que no terminaba de comprender.

Hypnos observaba cómo una joven turista levitaba mágicamente en el aire, encuadrada en una ventana, con un fondo de color rosa. El cuadro surrealista lo desconcertó aún más.

Inmerso en símbolos que no estaba preparado para descifrar como: el portaaviones, las letales aeronaves, los desaprensivos turistas, la fiesta, la mujer que levitaba, la alfombra ocre, sobre la cual se sentaba al salir de la ventana y donde además colocaba una flor dorada, como si se trata de un puzzle.

Mientras estaba ocupado en comprender la realidad que lo rodeaba, escuchó la voz de la joven, que decía: -“No te imaginas cómo vivimos nosotros”. Que tan difícil, sería su existencia, para lamentarse de esa forma, se preguntó Hypnos. sumando un interrogante más, a los que ya tenía.

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