Enfrentaba al acantilado, límite entre la tierra y la profundidad; un portal que atravesaría en busca de su destino.
El viento, lo envolvió cuando empezó a correr.
Hypnos se lanzó al vacío, no por un impulso suicida, sino por una necesidad de trascender su propia materialidad.
La caída, era sólo un vuelo.
Su cuerpo, se desprendía como una cáscara vacía.
Su alma, iniciaba el viaje de regreso a su origen.
Logró su libertad.

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