Las cadenas de la locura

El sanatorio era un laberinto de pasillos blancos y puertas metálicas.

Detrás de cada una, sucedían espantosas escenas. Los pacientes, seres reducidos a sombras, eran “tratados” con un martillo de goma que golpeaba sus cabezas.

La impotencia lo ahogaba e Hypnos se preguntaba: ¿Cómo detener semejante maquinaria de sufrimiento?

Entonces apareció una mujer, médica, una isla de belleza en aquel mar de locura. Sus ojos reflejaban su propia indignación.

En su abrazo, sintió un calor profundo y una esperanza.

Juntos, tal vez, podrían romper las cadenas de la locura.

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