La enfermedad de un inocente

El cuchillo, clavado en el marco de la puerta del dormitorio, anunciaba el violento episodio que había ocurrido.

La escena inexplicable, personajes con cabezas bajas, paralizados por el horror, y su hijo,  convertido en el instrumento de la agresión, lo miraba pidiendo perdón.

La víctima, era el hombre lastimado, que con su mirada serena, aceptaba con resignación lo sucedido.

La herida superficial, apenas sangraba.

Hypnos se preguntaba:  ¿quien era ese hombre?  ¿Que hacía allí?

Sus hijas, miraban desde la puerta del baño.

Hypnos corrió hacia ellas, las abrazó y se refugió en su amor.

Las lágrimas de dolor, corrieron por sus mejillas.

El mundo se desmoronaba, mientras que una familia debía aceptar la enfermedad de su inocente hijo.

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