Libertad y tiranía

Miró hacia arriba, hacia la ventana del tercer piso, donde la figura del tirano resaltaba como un dios omnipotente.

En un instante, el terror recorrió el cuerpo de Hypnos; cuando descubrió que los ojos del Tirano, se habían fijado en él, convirtiéndose en su próxima presa.

Sabia que era tarde para ocultarse y que su destino estaba jugado. Sin embargo, de la nada, apareció un vehículo que desafiaba la gravedad, trepaba por las paredes del edificio y se dirigía al tercer piso.

Más que desconocidos, eran sus salvadores y una luz de esperanza se prendió en su interior.

Minutos más tarde, vió como el Tirano se fugaba hacia la montaña.

Hypnos, arropado como héroe, no dudó ni un instante en sumarse a la cacería.

Corría, sentía el viento en su cara, su corazón acelerado mientras acortaba distancia, hasta que finalmente lo alcanzó y de un manotazo lo atrapó.

La sorpresa fue inmensa, cuando abrió su mano y vio que el tirano era un ser diminuto y despreciable!!!

Rompió a carcajadas: ¡¡ el tirano era un ser insignificante !!

Hypnos experimentó, en carne propia, que «libertad» y «tiranía» eran dos caras de una misma moneda.

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