Despertó con su pelo enredado en sus manos. Una agradable forma de empezar el día para Hypnos.
La imagen de su amada, con el cabello negro entre sus manos, se desvaneció con el sonido del timbre.
Ella se levantó como un resorte y desapareció.
Desde la ventana, Hypnos vio dos figuras en la puerta.
Eran sus nietas.
Se vistió, con rapidez.
Cuando abrió la puerta, las niñas lo miraron con sorpresa.
Hypnos saludó amablemente y partió.

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